Thumper (Nintendo Switch eShop)

Decía Tetsuya Mizuguchi, refiriéndose al célebre Rezen una reciente GDC, que su juego era una regresión sensorial del solitario viaje del esperma hacia su meta final, el óvulo; a la postre, el viaje hacia el origen de la vida. Poca broma. Pues bien, esta misma serendipia sinestésica de la que nos habla el gurú de la bizarrada es la mejor de las metáforas para explicar qué es y qué significa Thumper.

Y es que la premisa de la opera primade este novísimo estudio bicéfalo llamado Droll es, a priori, bastante sencilla. Thumperes un videojuego musical, de esos de los de pulsar botones (y las diferentes combinaciones de ellos) en el momento adecuado en base a una estructura rítmica de fondo; y cuanto más perfecta sea esa ejecución más efectivo será el resultado, ya sea en forma de puntuaciones (lo más común) o cualquier otra consecuencia asociada y relativa al desarrollo del juego.

Hasta aquí todo bien. Nada sorprendente. Lo interesante del asunto llega cuando mezclamos este planteamiento con otro tipo de aderezos de género. Mete un poquito de acción, unos cuantos giros frenéticos a toda velocidad y luego hila fino para coserlo todo bien a las estructuras melódicas. El resultado será un percutor emocional de calibre monumental.

Y, sobre todo, riégalo con MUSICOTE. En mayúsculas. El espectáculo sonoro que despliega Thumperes de lo más sorprendente que un servidor ha visto hasta la fecha en música para videojuegos. Una especie de ménage à troisentre Hans Zimmer, Brian Eno y Kyuss, capaz de sublimar los sentimientos instintivos más básicos del ser humano en una orgía sensorial de imágenes y sonidos. Violencia, lascivia, miedo; hacia donde apunta Thumper es a un terreno que muy pocas veces se explora en un videojuego. Es el cuerpo grotesco bajtiniano encarnado en lo interactivo. Un viaje desde lo digital hacia lo orgánico, como bien representa toda la catársis de tentáculos, apéndices, estructuras moleculares y vaginas dentadas que dibujan los escenarios por donde transita la cucaracha cibernética que protagoniza este movidote gordo.

Si alguna vez el videojuego se pudo considerar arte – un debate en el que ni quiero ni puedo entrar -, está claro que Thumperes uno de esos momentos en los que estuvo más cerca de serlo. Y no arte convencional como vehículo de comunicación emocional, sino arte interactivo como vehículo de introspección emocional. Que es al fin y al cabo de lo que se debería tratar todo esto de los jueguicos. Y si no que se lo digan a Mizuguchi y a su esperma.

Que Thumperme ha encandilado creo que ha quedado bastante claro. Que encaja en la nueva consola híbrida de Nintendo como un guante, también. Que sea un juego perfecto, eso ya no tanto. Algunas partes están más inspiradas que otras, el juego a veces es injustificadamente cruel y otras veces se echa de menos un poquito más de lucidez a la hora de crear estructuras musicales sólidas que el jugador sea capaz de predecir para superar secciones nuevas. Se abusa quizá demasiado del ensayo y error, y probablemente demasiadas pocas veces se llega a esa sagrada satisfacción de haber sido capaz de superar algo a la primera; y siguiendo el ritmo, claro, que para eso es también un juego musical.Cierto es que esto no es exclusivo de Thumper; muchos juegos de acción y velocidad abusan de este proceso de aprendizaje y se obsesionan con obligarte a aprender la fase de memoria para poder dominarla, como por ejemplo todos los Sonicde Takashi Iizuka. Cierto es también que quizá Takashi Iizuka no sea el mejor espejo donde mirarse…

Aún con todo, Thumper no deja de ser tan potente y efectivo como debiera. Lo que hace bien lo hace tan bien que apenas si se nota lo que no hace tan, tan bien. Sigue siendo una de las experiencias más intensas, evocadoras y divertidas que vas a encontrar en esto del videojuego; un título que disfrutarás, revisitarás y recordarás durante mucho tiempo, y que sin duda se convierte desde ya en uno de los más importantes de la recién estrenada eShop para Switch.[5]

Crítica de Matías Lallave

Thumper

Desarrollador: Drool LLC

Editor: Drool LLC

Lanzamiento: 18 de mayo de 2017 (12.99€ Europa/ 12.99$ América)

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